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Robándole al prójimo

  • Foto del escritor: Jose M. Saavedra Chimal
    Jose M. Saavedra Chimal
  • 7 ago 2020
  • 2 Min. de lectura

Supongamos que a Pepito Pérez le roban su camioneta, así que va y mete su denuncia en las 7 instituciones correspondientes, para que si hacen algo ilegal con su camioneta, él pueda respaldarse y decir que estaba reportada como robada, pero resulta, que a las pocas horas de su denuncia inicial, ¡la encuentran! Pepito está muy feliz, porque aunque tenía seguro, pronto va a poder tener su camioneta otra vez. Él va a donde la tienen y resulta que no la puede recoger todavía, que nadie sabe exactamente en dónde está ni en qué condiciones, pero un policía amable dice que no se preocupe, que en cuanto sepan algo, le van a marcar.

Pepito, triste, pero más tranquilo, se va a su casa a esperar su llamada, pero es hasta después de un mes que le marcan y le dicen que ya la puede ir a recoger, por lo que va muy feliz a buscarla en el corralón en donde la tienen, pensando que seguramente va a tener que pagar un poco por las grúas y el piso del corralón, (porque sabe que son unas mafias), pero cuando llega, le dicen que tiene que pagar $35,000 para poder recoger su camioneta. Pepito está indignado, ¿cómo puede ser que le roban la camioneta y tiene que pagar para recuperarla? No tiene ningún sentido, y mucho menos, que tenga que pagar esa cantidad de dinero, que es casi un tercio del valor de la camioneta y el seguro no lo cubre.


Desgraciadamente, esta es una historia real, y para muchos, el calvario que tienen que pasar cuando les roban sus coches, pero ¿por qué? Porque los corralones y las grúas están diseñados para estafar a las personas. Cobran lo que quieren, no dan recibos y hacen lo que se les pega la gana, y lo peor de todo es que lo hacen sin ninguna consecuencia, porque muchas veces, están coludidos con la misma policía. ¿Y ahora con quién puede ir Pepito a quejarse? Nadie sabe.

Esta es sólo otra muestra de lo que pasa en el país, en donde todos le ponemos el pie al de junto, donde muchas personas pierden sus vehículos porque no tienen el dinero para sacarlos del corralón, en donde la gente es despojada de sus cosas y no hay con quién reclamar, porque el problema viene desde un sistema corrupto. Ya sabemos lo que esto significa, vivimos en un México mágico, pero también roto.


 
 
 

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©2020 por José María Saavedra Chimal.

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