El síndrome de Cleopatra (O porqué los hombres no valoran a las mujeres) Pt. 2
- Jose M. Saavedra Chimal
- 26 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Decirle a una mujer bonita puede ser un halago, pero muchas veces no lo es. Muchas veces, esa palabra se utiliza para minimizar a las mujeres: Cuando alguien tiene un éxito o gana un premio, les dicen que se ven muy bonitas; cuando se esfuerzan por un rol en una película, les preguntan cuánto tuvieron que bajar de peso; cuando llegan a una alfombra roja, les preguntan con quién se van a ir, no con cuantos premios. Vivimos en una sociedad donde las mujeres exitosas tienen que ser bonitas, porque es la única manera en la que pueden triunfar.

Cuando vemos que una mujer fue ascendida, o cerró un trato, decimos que se acostó con alguien, porque sólo con el sexo les pondrían atención. Bonita es un adjetivo calificativo positivo, pero la verdad es que existen muchos más; Cristina Yang, un personaje de Grey's Anatomy tiene la frase perfecta: "No soy hermosa, soy brillante. Si quieres hacerme un cumplido, elogia mi cerebro". Cuando hablemos de una mujer, no deberíamos de fijarnos en su belleza, sino en sus habilidades, deberíamos de decir "es inteligente, es astuta, es una excelente bailarina, es la mejor en lo que hace".
Estamos tan acostumbrados a fijarnos en el físico de las demás personas, hombres y mujeres, que hemos olvidado que lo que importa es lo que está dentro. Somos como mameyes, no importa cómo nos veamos por fuera, no podremos conocer la calidad de las personas hasta conocer lo que tienen dentro. Cuando comparamos los adjetivos con los que se califica a los hombres vs los que se utilizan para mujeres, hay una gran diferencia: Los hombres son exitosos, inteligentes, fracasados, tontos, listos, buenos para algo, burros, etc. mientras que las mujeres son bonitas, feas, gorditas, delgadas, con buen cuerpo, altas, chaparras, etc. ¿Notan el patrón?

La sociedad actual está acostumbrada a minimizar los éxitos de las mujeres a sus conquistas y a los logros de sus parejas, pero hay algo mucho más profundo que esto. El síndrome de Cleopatra es una de las herramientas opresivas más importantes que hay actualmente, porque se asegura de seguir manteniendo esa diferencia entre hombres y mujeres, incluso en salarios, para aparentar que las mujeres necesitan de los hombres y que se encuentran debajo de ellos. Este síndrome debe de ser erradicado, para ayudar en el proceso de deconstrucción y reconstrucción del tejido social.
Comments